jueves, 16 de abril de 2015




EXPOSICION A AGENTES BIOLOGICOS
Se entiende por exposición a agentes biológicos la presencia de estos en el entorno laboral que implica el contacto de dichos agentes con el trabajador por cual­quiera de las vías de entrada al organismo.

Los riesgos debidos a la presencia de agentes bio­lógicos en el lugar de trabajo son objeto de análisis del presente documento tanto si dicha presencia está originada por la actividad laboral como si es consecuencia de defi­ciencias en el diseño, montaje, mantenimiento y uso de las instalaciones, de los locales o de los espacios en los que estén situados los lugares de trabajo, o de las con­diciones ambientales existentes.

En este texto se establece un conjunto de disposiciones que serán de aplicación en actividades en las que los trabajadores estén o puedan estar ex­puestos a agentes biológicos. Es conveniente resaltar que dichas disposiciones, que constituyen un conjunto de actuaciones suficientes para garantizar el control del riesgo, son las que, desde un punto de vista legal, se consideran mínimas para alcanzar los objetivos pro­puestos y, por tanto, punto de partida para la mejora continuada de las condiciones de trabajo y la obtención del máximo grado de protección de los trabajadores.

En este sentido se hace referencia a la exposición o posible exposición a agentes biológicos. Se pueden distinguir dos situaciones:

1. Exposición derivada de una actividad laboral con intención deliberada de utilizar o manipular un agente biológico, lo que constituye el propó­sito principal del trabajo. Es decir, el cultivo, la manipulación o la concentración de agentes bio­lógicos ya sea a niveles industriales o experi­mentales, o con fines de investigación, comercial o terapéutico.

Son actividades de este tipo: los laboratorios de diagnóstico microbiológico, las instituciones y laboratorios de investigación (sobre los propios agentes biológicos o sobre sus efectos a través de su uso en animales deliberadamente infecta­dos), las industrias biotecnológicas (farmacéu­tica, alimentaria, etc.), así como aquellas activi­dades que utilizan agentes biológicos para la biodegradación de grasas, la depuración de efluentes o la recuperación de suelos contami­nados.

2. Exposición derivada de una actividad laboral que no implica una intención deliberada de uti­lizar o de manipular un agente biológico, pero que puede conducir a la exposición. En estos casos se trata de una exposición potencial a agentes biológicos ya que la exposición es inci­dental al propósito principal del trabajo. Los agentes biológicos no forman parte del proceso productivo, pero pueden ir asociados al mismo debido a la naturaleza de la actividad (sanitaria, contacto con animales, etc.) o a las condiciones en que se desarrolla la actividad (temperatura, humedad, disponibilidad de nutrientes, etc.), que favorecen su proliferación.

En consecuencia, el empresario deberá garantizar el cumplimiento de temas tales como: prin­cipios de la acción preventiva, plan de prevención de riesgos laborales, evaluación de los riesgos y planifi­cación de la actividad preventiva, equipos de trabajo y medidas de protección, información, consulta y par­ticipación de los trabajadores, formación de los traba­jadores, medidas de emergencia y vigilancia de la salud, temas que en el ámbito de aplicación están limitados a los riesgos deriva­dos de la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.


DEFINICIONES

A efectos de entendimiento del presente trabajo se entenderá por:

Agentes biológicos: microorganismos, con inclusión de los genéticamente modificados, cultivos celulares y endoparásitos humanos, susceptibles de originar cualquier tipo de infección, alergia o toxicidad.

Infección: comprende el proceso de coloniza­ción y multiplicación de un agente biológico en un organismo vivo, ya sea tejido, líquido corpo­ral o en la superficie de la piel o de las mucosas, pudiendo causar una enfermedad.

Cuando la infección está provocada por endo­parásitos se denomina infestación.

Alergia: reacción del sistema inmunitario indu­cida por ciertas sustancias denominadas alérge­nos o sensibilizantes que, en caso de exposición laboral, se manifiesta. Principalmente con alte­raciones en el sistema respiratorio como son: la rinitis, el asma o la alveolitis alérgica.

Toxicidad: efecto relacionado con ciertos micro­organismos o, más concretamente, con la pre­sencia de una o varias toxinas producidas por algunos agentes biológicos. Se pueden distin­guir tres tipos de toxinas:

-        - Exotoxinas: son moléculas bioactivas, general­ mente proteínas, producidas y liberadas por bacterias, en su mayoría Gram positivo, du­rante su crecimiento o durante la lisis bacte­riana. Generalmente están asociadas a enfermedades infecciosas. Algunos ejemplos son la toxina botulínica y la tetanospasmina, neurotoxinas producidas por la bacteria Clos­tridium botulinum y C. tetani, respectivamente.

-      - Endotoxinas: son componentes de la pared ce­lular de las bacterias Gram negativo, que pueden pasar al ambiente durante la divi­sión celular o tras la muerte de las bacterias.

-   - Micotoxinas: son metabolitos secundarios producidos por algunos hongos (por ejemplo Aspergillus, Penicillium y Fusarium) bajo determinadas condiciones de humedad y temperatura. Entre las más relevantes se en­cuentran las aflatoxinas o las ocratoxinas. 


 CLASIFICACION DE LOS AGENTES BIOLOGICOS


En este punto se proporcionan los criterios para la clasificación de los agentes biológicos en cuatro grupos atendiendo exclusivamente al riesgo de infección que suponen para personas sanas y no tiene en cuenta los riesgos alérgicos y tóxicos, también considerados en la definición de agente biológico.

La inclusión en cada grupo viene determinada por las propiedades intrínsecas del agente biológico: la patogenicidad (virulencia y dosis infectiva) de la especie microbiana en humanos, el peligro para los trabajadores, la facilidad de propagación y la existencia o dispo­nibilidad de tratamiento eficaz.

En la tabla se muestran las características de los distintos agentes biológicos para su clasificación dentro de un grupo de riesgo determinado.






Según los criterios establecidos, los agentes biológicos que no causan enfermedad por infección se consideran in­cluidos en el grupo 1. Se trata en general de microorganis­mos ambientales, asociados a vegetales o que forman parte de la flora microbiana normal de animales y humanos (por ejemplo, diferentes especies de los géneros Micrococcus, Streptococcus, Bacillus, Staphylococcus, Lactobacillus), así como microorganismos que se utilizan en los procesos de elaboración de alimentos (por ejemplo, Saccharomyces ce-revisiae, S. pastorianus, Mycoderma cerevisiae, etc.). 

Es conveniente recordar que, aunque no causen infección, algunos de los microorganismos de este grupo pueden causar alergias o producir sustancias tóxicas, con efectos que van desde irritaciones hasta posibles efectos cancerígenos.

OBLIGACIONES Y ACTUACIONES DEL EMPRESARIO

En concreto, la evaluación de riesgos, que es un proceso posterior a la eliminación de los riesgos evitables, tiene como objetivo obtener la información necesaria para tomar una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que se deben adoptar.

La eliminación de los riesgos evitables corresponde efectuarla, preferentemente, en las fases de concepción y diseño de la actividad laboral, tratando de evitar en lo posible las condiciones que permiten el asenta­miento y favorecen el desarrollo de agentes biológicos y, en consecuencia, evitando que puedan llegar a darse situaciones de riesgo para la salud y seguridad de los trabajadores.

En primer lugar es necesario determinar la presen­cia, o posible presencia, de agentes biológicos en el lugar de trabajo, ya que esta circunstancia puede su­poner un riesgo que es necesario evaluar. La presencia de un agente biológico puede ocurrir siempre que se produzca alguna de las siguientes circunstancias: 

·         - Se utiliza o manipula en el proceso laboral o en sus actividades, de las que forma parte y   es ob­jeto principal del trabajo.
·          
     - No se utiliza ni se manipula en el proceso labo­ral, pero puede estar infectando personas, ani­males o colonizando materiales y liberarse al ambiente en el transcurso de la actividad labo­ral. 

·      - Penetra desde el exterior por alguna vía (aire, agua, etc.). En este caso, la presencia de estos agentes en el lugar de trabajo, que puede depen­der de la zona (rural, urbana, etc.), la climatolo­gía o la estación del año, se debe entender como presencia de niveles significativamente superio­res a los que son habituales en el aire exterior, lo que indica colonización y proliferación del agente en el lugar de trabajo. 
 
 En las actividades con intención deliberada de uti­lizar agentes biológicos su presencia es evidente puesto que el agente biológico forma parte esencial del proceso. 




    Sin embargo, en las actividades sin intención deli­berada de utilizar agentes biológicos, determinar su presencia es más complejo. En esta situación es funda­mental disponer de información sobre los siguientes aspectos (lista no exhaustiva): el tipo de actividad la­boral desarrollada, los agentes biológicos típicamente asociados a esa actividad (presencia teórica), los mate­riales implicados en el proceso productivo, los proce­dimientos y los equipos de trabajo utilizados en el mismo y las características de las instalaciones y del lugar de trabajo.

   Al término del proceso de análisis de esta informa­ción es posible que aún exista incertidumbre sobre la presencia de los agentes biológicos. Frente a este factor de incertidumbre, la evaluación se debe realizar aten­diendo al principio de precaución, es decir, dando por segura la presencia de los agentes biológicos.

     Si, como resultado de esta etapa, se establece sin lugar a duda que en el desarrollo de las tareas no se identifica el factor de riesgo “exposición a agentes bio­lógicos”, se dará por concluido el proceso de evalua­ción de riesgos por exposición a agentes biológicos. No obstante, como cualquier actividad laboral, seguirá so­metida a las exigencias generales en materia de pre­vención de riesgos laborales y aquella normativa específica que le fuera de aplicación.

     Identificada la presencia o posible presencia de agentes biológicos en el lugar de trabajo, y antes de valorar el riesgo de exposición a los mismos, se ha de intentar eliminar este riesgo, y solamente cuando dicha eliminación no sea factible se continuará con el proceso de evaluación. Por lo tanto, la evaluación de riesgos por exposición a agentes biológicos es un pro­ceso que se inicia tras la identificación de los factores de riesgo (presencia o posible presencia de agentes biológicos) y para aquellos riesgos que no se han po­dido evitar.

    La evaluación de riesgos debe determinar la natura­leza (agente biológico y grupo al que pertenece), el grado (cantidad manipulada/concentración ambiental de agentes biológicos) y la duración (tiempo que el tra­bajador está expuesto a una determinada cantidad/con­centración) de la exposición.

    La metodología de evaluación de riesgos será dis­tinta en función de la forma en que se materialice el daño. 
  
     En ese sentido se pueden distinguir dos situaciones de exposición:

1  - La infección ocurre tras la existencia de un acci­dente laboral, por ejemplo: cortes o pinchazos con material o instrumentos contaminados, mordeduras, arañazos, picaduras de insectos, etc. En estos casos, el accidente es habitualmente declarado, investigado y con causas casi siem­pre conocidas.

     - La infección, alergia o toxicidad es fruto de una exposición laboral similar a las que tienen lugar en el ámbito de la higiene industrial cuando se trata de agentes químicos, en las que el agente contaminante puede estar presente en el am­biente en concentraciones indeterminadas, pu­diendo o no causar daño en la salud de los trabajadores.

    En actividades con intención deliberada de utilizar agentes biológicos la evaluación de riesgos será relati­vamente sencilla porque se conocen los agentes utiliza­dos y sus características; además, su localización, la cantidad y los procedimientos de trabajo para su mani­pulación están bien determinados así como los riesgos de exposición. El proceso de evaluación será, pues, si­milar al seguido para la evaluación de riesgos por ex­posición a agentes químicos, y debe permitir, teniendo en cuenta que los agentes biológicos son conocidos y su presencia voluntaria en determinado punto del proceso: 
  
    a)Conocer la identidad de los agentes biológicos (género y especie) utilizados y su clasificación, en función del riesgo de infección, en uno de los cuatro grupos defini­dos; b) determinar los focos de contami­nación; c) conocer la cantidad de agentes biológicos presentes en el proceso; d) valorar la probabilidad de contacto entre el trabajador y el agente; e) definir las es­trategias para la reducción de riesgos, y f) valorar la efectividad de las medidas preventivas adoptadas.
 
    Cuando se trata de actividades sin intención deli­berada de utilizar agentes biológicos, el proceso de evaluación es más complejo ya que algunos de los puntos que se deben considerar quedarán bajo la forma de probabilidades. Es importante obtener la mayor información posible sobre la exposición, a fin de poder adoptar las medidas preventivas más ade­cuadas atendiendo a la actividad realizada.

     Con este objetivo es importante conocer la “cadena de infección”, que describe la secuencia de pasos en la transmisión de un agente biológico: proliferación, li­beración al ambiente y contacto con el trabajador. Este conocimiento permitirá seleccionar e implantar las me­didas preventivas adecuadas con el fin de impedir el contacto del agente biológico con el trabajador. 

     Esta cadena de transmisión consta de varios esla­bones o etapas: 

•    - El reservorio. Es el medio físico (suelo, agua, otro ser vivo, etc.) donde un agente biológico encuentra las condiciones favorables para su desarrollo. Constituye el foco de contaminación. 

°    - Conocer en qué punto o momento del proceso la proliferación de los agentes biológicos se puede ver favorecida es fundamental para poder valorar la magnitud del riesgo y adoptar las medidas preventivas más eficaces para su control.

•    - La exposición del trabajador al agente biológico. Viene caracterizada por la dispersión del agente biológico, es decir, por las posibles formas o so­portes en los que el agente biológico puede pasar del reservorio al ambiente (por ejemplo: formación de bioaerosoles) o por el acceso del trabajador al mismo.

•    - El mecanismo de transmisión del agente bioló­gico. Es el mecanismo por el que el agente bio­lógico resulta infeccioso. Así, por ejemplo, la bacteria Legionella pneumophila es infecciosa por vía aérea mientras que el virus de la hepatitis B lo es por vía parenteral. Algunos agentes bioló­gicos pueden ser infecciosos por varias vías.

•   - La vía de entrada al organismo. Las distintas formas o vías de exposición son: inhalatoria, dérmica, digestiva o parenteral. La probabilidad de efecto será más elevada cuando coincida el mecanismo de transmisión con la vía de entrada al organismo. En general, la exposición por vía inhalatoria es la más frecuente e importante por ser consecuencia directa de la contaminación del ambiente de trabajo por aerosoles que contienen agentes biológicos.

•    - El trabajador. Es el último eslabón de la cadena. La gravedad de las consecuencias tras la expo­sición dependerá de la patogenicidad del agente biológico, de la dosis y de la susceptibi­lidad individual del trabajador. 

    La prevención de los riesgos mediante actuaciones encaminadas a romper la cadena de infección será tanto más eficaz cuanto más arriba de la cadena se in­tegre, es decir, será más eficaz la actuación sobre el foco origen de la contaminación que sobre el medio de propagación y está mejor que la actuación sobre el trabajador.
 
    Dado que no se dis­pone de límites de exposición profesional para estos agentes, no se establece una metodología cuantitativa para la valoración de la exposición. Por lo tanto, la me­dición sistemática y rutinaria de los agentes biológicos no es imprescindible para determinar la magnitud del riesgo.

   En actividades con intención deliberada de utilizar agentes biológicos, y frente a la exposición a agentes infecciosos, la medición ambiental, como herramienta para la valoración del nivel de riesgo, no suele tener excesivo interés, ya que las condiciones de confina­miento en que se deben manipular los agentes bioló­gicos permiten un control eficaz del riesgo de exposición. Sin embargo, sí supone una herramienta eficaz para verificar que no existen “fugas” del agente biológico fuera de su confinamiento físico primario.

     En actividades sin intención deliberada de utilizar agentes biológicos, y principalmente en aquellas con una potencial exposición a agentes biológicos con efec­tos alérgicos y tóxicos, la determinación ambiental puede ser de utilidad para lo siguiente: 

    1) Comprobar la presencia de determinados agentes biológicos en el lugar de trabajo, 2) identificar fuentes de contamina­ción, 3) conocer la intensidad de la exposición y del riesgo de exposición por inhalación y 4) verificar la efi­cacia de las medidas preventivas adoptadas en cada si­tuación. En cualquier caso, no se debe considerar una evaluación cuantitativa de los riesgos de exposición ya que, como se ha comentado, no existen valores límite de exposición profesional con los que comparar los re­sultados obtenidos. 

     Por lo tanto, la medición ambiental puede permitir:

    ° caracterizar, mediante los perfiles de contami­nación (identificación de especies microbianas mayoritarias), los agentes biológicos asociados a distintos sectores de actividad.
  
•    - reconocer posibles focos de contaminación en un proceso.

•   - establecer valores de fondo representativos de la concentración ambiental de agentes biológi­cos, y que puedan ser usados como “nivel de ac­ción o de actuación”, cuya superación indica que se deben investigar las causas de la conta­minación, su corrección y, si es necesario, la adopción de medidas preventivas.

•    -  valorar la eficacia de medidas preventivas im­plantadas (por ejemplo: valorar la eficacia de un procedimiento de limpieza y desinfección).

•  - comprobar la efectividad de los sistemas de ven­tilación general o de los sistemas de extracción localizada.

SUSTITUCION DE AGENTES BIOLOGICOS
   
    Siempre que sea técnicamente posible y se dis­ponga de una alternativa científica, se debe evitar la utilización de agentes biológicos peligrosos para la se­guridad o la salud de los trabajadores, sustituyéndolos por otros agentes que, en función de las condiciones de empleo y del estado actual de conocimientos, no sean peligrosos, o lo sean en menor grado.

    Esta medida preventiva de sustitución del agente biológico se debe contemplar ya en la evaluación de riesgos y, si finalmente no se adopta, se deberá justifi­car la imposibilidad técnica o científica por la que no se lleva a cabo.

     Este proceso de sustitución debe aplicarse también a los agentes biológicos no infecciosos (grupo 1) pero con efectos alérgicos o tóxicos.

    Es evidente que cuando se trate de actividades en las que no existe una intención deliberada de manipu­lar agentes biológicos seguramente no será posible aplicar esta medida por lo que respecta a sustituir al agente biológico; sin embargo, siempre debe contem­plarse la posibilidad de sustituir o modificar el pro­ceso, los equipos o el método de trabajo para eliminar la posible exposición. 

REDUCCION DE LOS RIESGOS

     Cuando no sea posible la sustitución del agente bio­lógico ni la sustitución o modificación del proceso uti­lizado, la exposición al agente debe ser reducida al mínimo para garantizar la seguridad de los trabajado­res.

    En actividades con intención deliberada de utilizar agentes biológicos, la seguridad o la bioseguridad se debe conseguir mediante la aplicación de un conjunto de medidas en las que el objetivo fundamental es la contención, es decir, la interposición de barreras físicas que impidan el escape o liberación de los agentes bio­lógicos peligrosos fuera de su confinamiento físico pri­mario, al ambiente de trabajo y al medio ambiente. 

     Dichas medidas se agrupan en tres líneas básicas de actuación:

     1. Técnicas de trabajo (buenas prácticas de tra­bajo). Consiste en el seguimiento estricto de unas prácticas de trabajo apropiadas, especifica­das en los procedimientos de trabajo correspon­dientes, para la manipulación segura de agentes biológicos, a fin de evitar o minimizar su libera­ción al ambiente de trabajo.

    2. Medidas de protección colectiva y de protección individual. Las primeras son de aplicación sobre el agente, el foco de contaminación y el medio de dispersión, y su objetivo es evitar o minimi­zar la liberación del agente contaminante. Cuando estas medidas no sean suficientes para evitar la exposición, la actuación debe ser pro­teger al trabajador mediante el empleo de los equipos de protección individual.

    3. Diseño y construcción de la instalación. Son me­didas que, además de contribuir a la protección de los trabajadores, tienen como principal obje­tivo evitar la liberación o escape fuera de la zona de trabajo de los agentes biológicos manipula­dos, ya sean otras áreas o dependencias en que no se manipulan estos agentes, ya sea al medio ambiente.
 
     Entre las medidas de protección colectiva tendentes a evitar o minimizar la exposición, se pueden destacar las siguientes:

     Trabajo en sistemas cerrados

    Sistema en el que, por las características de diseño y de funcionamiento, se previene la liberación del agente biológico contenido en su interior.

     Encerramiento o aislamiento del proceso

    Se trata de aislar completamente el agente biológico impidiendo el contacto con el trabajador y con el am­biente. Como ejemplo de este tipo de protección, se puede citar el trabajo en cabinas de seguridad bioló­gica.

     Extracción localizada

    La extracción localizada permite eliminar el agente biológico en el origen. Esta medida pretende limitar la dispersión del agente en el ambiente mediante su cap­tura en las inmediaciones del foco de generación.

     Ventilación general por dilución

    Esta medida permite reducir la concentración de los agentes contaminantes mediante el aporte a los locales de aire libre de los mismos, si bien su eficacia como medida preventiva es limitada, ya que permite la dis­persión del agente en el local de trabajo. La ventilación por dilución debe garantizar siempre la renovación mí­nima requerida del aire.

     Limpieza

      La eliminación de la suciedad (fuente de nutrientes para los agentes biológicos) es, a pesar de su aparente sencillez, una de las medidas preventivas más impor­tantes para reducir el riesgo. En el proceso de limpieza se puede distinguir la limpieza propiamente dicha y la desinfección con sus distintos grados que van desde la inactivación de los agentes biológicos hasta su com­pleta destrucción (esterilización).

      Equipos de protección individual (EPI)

    Las medidas de protección colectiva tendrán siempre prioridad sobre las de protección individual, y no se debe recurrir a la utilización de los equipos de protección individual sin respetar el cumplimiento de este conjunto de medidas de protección colectiva. Las medidas de pro­tección a nivel individual se basan fundamentalmente en el uso de los EPI.

VIGILANCIA DE LA SALUD DE LOS TRABAJADORES

    Los objetivos de la vigilancia médica de los trabaja­dores expuestos a agentes biológicos pueden agruparse en las siguientes categorías: a) la evaluación del estado de salud; b) la verificación del estado inmunitario y de la vacunación de acuerdo con el riesgo; c) la identifica­ción de condiciones de salud y situaciones que pueden suponer una especial sensibilidad; y d) la participación en el programa de sensibilización y formación.

    El empresario debe garantizar que, integrada en la planificación de la actividad preventiva, se realiza la vigilancia de la salud específica, que será voluntaria para el trabajador y requerirá el consentimiento infor­mado, salvo en las siguientes circunstancias, previa consulta con los representantes de los trabajadores.

    1.    Cuando así esté establecido en una disposición legal en relación con la protección de riesgos específicos y actividades de especial peligrosidad.
    2.    Para verificar si el estado de salud del trabajador puede constituir un peligro para el mismo, para los demás trabajadores o para otras personas relaciona­das con la empresa.
    3.    Que sea imprescindible para evaluar los efectos de las condiciones de trabajo sobre la salud de los trabaja­dores. 
  
    Los procedimientos y objetivos más importantes de la vigilancia de la salud son los siguientes:

     • Registro de la historia clínica y laboral del tra­bajador en la que se consignarán, entre otros, los antecedentes de exposición, enfermedades profesionales o accidentes de trabajo con riesgo biológico; historial de vacunación (edad adulta e infancia) y quimioprofilaxis re­cibidas, antecedentes de enfermedades infec­ciosas y actividades extra laborales o hábitos de vida con riesgo de exposición a agentes biológicos (por ejemplo, viajes a zonas endé­micas).

     • Evaluación de su estado de salud y, en parti­cular, existencia de condiciones de salud o si­tuaciones temporales o permanentes que puedan suponer una mayor susceptibilidad a los agentes biológicos, por ejemplo: dermopa­tías, inmunodeficiencias adquiridas o congé­nitas, medicación, embarazo, etc. 

    • Análisis biológicos, si procede, en especial la ex­ploración del estado inmunitario del trabajador, si se considera indispensable en función del agente, de las características individuales, de las condiciones de la exposición y de la posible re­percusión en la salud de terceros.

      • Detección precoz de los daños relacionados con la exposición a agentes biológicos a través de la presencia de síntomas o signos que puedan estar relacionados con la acción de los agentes biológicos. En especial, en aquellas situaciones en las que se conozca que ha existido una expo­sición accidental, como, por ejemplo, el contacto accidental con fluidos biológicos que pudiesen estar contaminados. 

DOCUMENTACION

     La evaluación de riesgos (inicial y periódica) debe quedar documentada, asegurándose de que esta se en­cuentra siempre depositada en la empresa y disponible.

    Por otro lado, el empresario está obligado a recoger y disponer de una documentación completa sobre la metodología utilizada en la evaluación de riesgos y sobre sus resultados; la utilización de servicios de pre­vención ajenos no exime al empresario de esta obliga­ción.

   Es obligación del empresario disponer de una rela­ción nominal actualizada de los trabajadores expuestos a agentes biológicos de los grupos 3 y 4. Esta relación nominal se debe complementar indicando el tipo de trabajo (actividad) realizado y el agente biológico al que están expuestos los trabajadores. Además, se debe llevar un registro en el que se recojan las correspon­dientes exposiciones (operaciones realizadas, frecuen­cia y tiempo) de estos trabajadores.

      Finalmente, se deben registrar todos los accidentes e incidentes que se hayan podido sufrir en el que estén implicados agentes biológicos de los grupos 3 y 4. En este registro se deben anotar todos los detalles del ac­cidente o incidente, así como las actuaciones llevadas a cabo, las personas involucradas y los procedimientos de actuación.

INFORMACION Y FORMACION A LOS TRABAJADORES

   1. El empresario adoptará las medidas adecuadas para que los trabajadores y los representantes de los trabajadores sean informados sobre cualquier medida relativa a la seguridad y la salud que se adopte. Asimismo, el empresario tomará las medidas apropiadas para garantizar que los trabajadores y los represen­tantes de los trabajadores reciban una formación suficiente y adecuada e información precisa basada en todos los datos disponibles, en particular en forma de instrucciones, en relación con:
  
    a) Los riesgos potenciales para la salud.
    b) Las precauciones que deberán tomar para prevenir la exposición.
    c) Las disposiciones en materia de higiene.
    d) La utilización y empleo de ropa y equipos de protección individual.
   e) Las medidas que deberán adoptar los trabajadores en el caso de incidentes y para la prevención de éstos.

    2.  Dicha formación deberá:

    a) Impartirse cuando el trabajador se incorpore a un trabajo que suponga un contacto con agentes biológicos.
     b) Adaptarse a la aparición de nuevos riesgos y a su evolución.
     c) Repetirse periódicamente si fuera necesario.

    La formación y la información que el empresario debe proporcionar a los trabajadores deben estar cen­tradas específicamente en el puesto de trabajo o fun­ción de cada trabajador. Por lo tanto, será distinta según se trate de una actividad con intención deliberada de manipular agentes biológicos o una actividad en la que no hay intención deliberada de manipular agentes biológicos, pero en la que se puede producir la exposición a estos agentes. En cualquier caso, deben contemplar los riesgos para la seguridad y la salud, las medidas preventivas y de protección personal y las medidas de actuación frente a incidentes y su preven­ción.

     La información sobre las precauciones y medidas adecuadas que deben adoptarse estará, además, in­cluida en los procedimientos de trabajo correspondien­tes.

   Otros aspectos, además de los expresamente men­cionados en el artículo, que pueden requerir una for­mación e información específica son los siguientes:

      • Métodos de trabajo.
      • Procedimientos de limpieza y desinfección.
      •  Uso, inspección y mantenimiento de los equipos de trabajo.
     • Restricciones de acceso y permisos especiales de trabajo. Es conveniente recordar que también existe riesgo de accidente por deficiencia de oxí­geno, atmósferas explosivas o presencia de gases tóxicos debido a la actividad microbioló­gica, por lo que pueden ser necesarias instruc­ciones de seguridad para el acceso a espacios de trabajo confinados.
      • Manipulación de residuos y material para la la­vandería.
      • Uso, inspección y mantenimiento de EPI.
Debe transmitirse a los trabajadores todo nuevo co­nocimiento y además debe garantizarse la permanente puesta al día de la información y formación.




























  









































                                                                                                                       

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